lunes, 5 de septiembre de 2016

Miércoles 17: Foz - Gijón

Laura y yo salimos a caminar a las nueve mientras los chicos duermen (y eso ya lo haremos todos los días del tour)
El paseo marítimo es estupendo para caminar... incluso si el último par de kilómetros nos empieza a llover y llegamos al hotel empapados. Bienvenidos al Cantábrico gallego!




Después de una ducha reparadora, y de darnos todos unos cuantos golpes en los tobillos contra la base de la cama budista, comprobamos que el desayuno budista es parecido al cristiano (pero con el zumo de bote)

En Recepción preguntamos al marcharnos qué pueblos merecen la pena, y nos recomiendann uno junto a Ribadeo: Rinlo. Pues allá que vamos, de camino hacia Gijón.



 Rinlo resulta ser un bonito pueblo de pescadores con casas de colores... pero lo mejor es la costa cantábrica (aún gallega), con un día de color invernal





Pensábamos simplemente rodear Ribadeo, y de repente... un descubrimiento casual y prodigioso al pasar una rotonda: tienen Decathlon!
Eso nos permite equiparnos para lo que en ese momento parecía que iba a ser una semana de tiempo cantábrico: aquí veis los chubasqueros a 3.95€ - estos de Decathlon no dejan de asombrarme.



Confiados ya por estar equipados para la lluvia, seguimos hacia Gijón, donde llegamos a la hora de comer. Nos cuesta encontrar el hotel Blue Santa Rosa, en pleno centro, porque el GPS insiste en meternos por una calle peatonal. Después de llamar a Recepción (que parecían estar acostumbrados a dar indicaciones a huéspedes perdidos) conseguimos llegar. El hotel está efectivamente en el centro de Gijón, una zona peatonal con muchas terrazas en la calle. Al parking del hotel se entra... con un ascensor para el coche (!) porque no hay sitio para rampas. Después de varios intentos (el coche es más ancho que el ascensor) desisto y lo llevo a un parking público.
El hotel es agradable aunque todo es pequeño: la recepción, el ascensor, las habitaciones.

Tras instalarnos bajamos a comer en una de las terrazas callejeras (muy gijonesa, pero curiosamente llamada Mayerling, como el crimen del archiduque austro-húngaro). Allí aparecen unos amigos de Laura de UCL, llegados desde la remota villa de Infiesto (de hermoso nombre también), y Laura pasa la tarde con ellos.


Mientras, los chicos nos vamos de excursión por Gijón - un descubrimiento, la verdad. Una ciudad agradable, muy abierta al mar, con un centro ilustrado y mucho ambiente.

 La playa de San Lorenzo empieza con unas termas romanas (?) y una estatua de Octavio Augusto (??), que es escenario de apertura de sobres de cromos de la Liga. La playa, casi inexistente con marea alta, tiene un cierto aire vigués y un paseo marítimo muy agradable, que incluye una exposición de fotos de Sebastiao Salgado que llaman la atención (sobre todo las focas haciendo un selfie con dos millones de pingüinos detrás). Acabo de ver que la exposición cierra... hoy :-(


Luego nos subimos al cerro de Santa Catalina donde hay unas antiguas defensas de artillería, y una enorme obra de Chillida llamada 'Elogio del Horizonte' - hasta la mañana siguiente no me contaría Laura que si te pones debajo, se escucha el viento de un modo espectacular.
Allí en Santa Catalina, no sé por qué, nos pasamos una hora hablando de los inicios de las Guerras Mundiales, y también de la Guerra Civil. Curioso tema vacacional, pero mola. Para algo tienen que servir los tochos de Zweig y Beevor.


Al bajar nos encontramos con Laura, y después de un rato de descanso en el mini-hotel, salimos a cenar en una de las terrazas del centro. Buen ambiente, buenos pinchos (o eso nos parecía entonces a nosotros, antes de llegar a los santuarios vascos). Luego a ver un poco de juegos Olímpicos en el hotel, y a dormir

 
La foto del escanciador no viene a cuento, pero tenía que colocarla, no creéis?


En fin: que a mí Gijón me sonaba al Molinón y a industria... y lo cierto es que nos ha parecido un sitio chulo, animado, culto y con buena playa urbana - no está mal como descubrimiento! (ya solo le falta el sol)

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