¿Qué mejor, en un día como hoy dominado por la imagen de Santa Claus y sus nueve renos (anoche me aprendí sus nombres), que hablar de regalos?
El entorno laboral / empresarial no parece el más adecuado para los conceptos que no llevan directamente asociado una transacción, un coste / beneficio, un "business case" en definitiva (de hecho, una frase que solemos escuchar es "esto no es una ONG", como si la mera idea de la ONG fuera contraria a la empresa). Uno de los que me gusta usar de vez en cuando es la "generosidad corporativa", pero de éste hablaremos otro día. Hoy me centro en otro, el "regalo".
Me ha llamado la atención el uso del término "regalo" asociado al concepto de mentoring (ya sabéis, la actividad prolongada en el tiempo por la cual un colega más veterano y "senior" aconseja y tutela el desarrollo profesional de un compañero más joven). Un blog, desde luego mucho más solvente que éste, de los siempre interesantes profesores de Harvard, trata el tema este mes (os adjunto el link por si queréis ir directamente a la fuente y pasar de mí como medium: http://discussionleader.hbsp.com/erickson/2008/12/give_a_gift_approaches_for_eff.html)
Reconozco que, como mentor ocasional (no experto, aunque desde luego muy aficionado), uno de los aspectos que más me atrae del mentoring es precisamente el de la "donación", la compartición de la experiencia y el consejo de modo desinteresado... ¿desinteresado? Bueno, no, puesto que obviamente uno de los objetivos del mentoring es que resulte en beneficios para la compañía vía el desarrollo y el aprendizaje de los jóvenes talentos que tienen acceso a los colegas más senior.
Pero es bonito pensar en que cuando uno ejerce de mentor, hay algo de generosidad por encima del puro interés legítimo de la empresa - eso además entronca con algunos de los puntos del TopDog original: el ser consciente de que tu contribución puede hacer la diferencia, en la empresa y en los que te rodean. Y que además tienes un cierto deber de devolver lo que vas aprendiendo y lo que te va enriqueciendo, en forma de ayuda a otros (que pueden aprender tanto de los "do's" como sobre todo de los "don'ts" - el mentor es humano, ha metido la pata y la sigue metiendo casi todos los días!).
Por cierto, como un inciso: este concepto del "deber" es también muy americano refiriéndose al dinero - muchos de los legendarios ultracapitalistas que han empleado toda su carrera en ganar obscenas cantidades de dinero, luego en la recta final de sus vidas han intentado "devolver a la sociedad" lo que se les ha dado, en forma de donaciones y actividades filantrópicas, desde Carnegie, Ford y Rockefeller hace un siglo, hasta Bill Gates, Gordon Moore (sí, el de la ley de Moore), Warren Buffet, o el más paradójico: George Soros, que después de ser uno de los tiburones financieros más odiados en los noventa, es ahora uno de los líderes en el desarrollo de Europa Oriental.
Pero volvamos al mentoring para terminar este post, que ya me está saliendo muy largo (así no voy a conseguir que me lea nadie!): una propuesta interesante de Tammy Erickson en su artículo es hacerlo como asociación voluntaria: es decir, que mentor y mentorado se busquen y escojan. ¿Recordáis la "secta" de Gore, donde cada líder tenía que buscarse sus propios followers para lanzar los proyectos, y los jefes se elegían casi democráticamente? Sin llegar a esa utopía casi paleocristiana, es bueno incluir una dosis de "conquista" entre mentor y mentee, que refuerza el vínculo (aunque el peligro es que se acabe identificando con el "buen rollito").
Y la última idea por hoy me la da precisamente uno de los "comentadores" al post de Erickson (aprovecho para animaros a hacer comentarios, que esto es un blog y no un diario): uno de los primeros comentarios habla del "flash mentoring", una especie de cita sin compromiso a medio plazo en la que mentor y mentee tienen una única sesión que aprovechan al máximo, y luego pueden decidir (o no) seguir viéndose, si sus intereses y perfiles encajan - el flash mentoring es al mentoring lo que el ligue es al noviazgo, no? (qué antiguo me siento ;-)
Bueno, espero que el espíritu navideño os haga ser benevolentes con esta vuelta a los ruedos. Si no hay comentarios, sabré que por aquí no voy bien!
4 comentarios:
Es evidente que si denominas regalo al "mentoring" estás más imbuido del espíritu de la Navidad que si hubieras visto todas las películas de Frank Capra.
Reconozco que el tema me pilla muy lejos (conmigo ya no hay remedio), pero el sentido común dice que las relaciones sólo pueden funcionar (a veces) si son de mutuo acuerdo. Desde este punto de vista, el "flash mentoring" parece ser la mejor opción. Pero eso tendría algunos problemas.
Por ejemplo, podría perjudicar seriamente la autoestima entre los seniors sistemáticamente rechazados como mentores después de la primera cita. ¿Por qué, oh espejito, nadie quiere escuchar mis sabios consejos?
Por otro lado, ¿cuántos "protegées" tendrían el valor de rechazar una nueva cita con su senior? No digamos ya si éste ha sido previamente rechazado por otros compañeros... Porque esto de ligue no tiene nada dado que no hay equilibrio de poder entre las partes. Eso sí, no me atrevo a hacer una analogía sobre el tipo de relación que pudiera ser ésta.
Así que visto lo visto, tal vez sea mejor utilizar un sistema futbolístico: establecer las reglas por las que debe regirse el proceso de "mentoring" en la empresa y sortear a los mentores entre los "mentées" y a quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
L&K
Veo que en el fondo, y a pesar de tu modernidad, eres un chico convencional: al final defiendes el método tradicional, top-down, de asignación de parejas por la empresa ("sorteo dirigido" en terminología UEFA). Tiene la virtud de que te obliga a intentar hacer un buen papel ante cualquier partenaire...
... pero esa amenaza a la autoestima de mentores y mentorados es también muy productiva - el que suscribe ha tenido mentees asignados que muestran interés (y ayudan así al ego del mentor)... y otros que ni fu ni fa y me hacen pensar que tengo que mejorar mi appeal! (lo dicho, como el ligue)
Espejito, espejito, si nadie quiere escuchar mis sabios consejos... va a ser que no son tan sabios. Así que habrá que espabilar, ir al gimnasio, inyectarse Botox o injertarse "Bonox" (de Pepe) para mantenerse atractivo.
Keep fit! (o let's get physical, que decia Olivia Newton-John, otra señal de senectud)
Pues a mí me sigue chirriando un poco el asunto de tener que poner etiquetas o establecer reglas en relaciones (personales o profesionales) que deberían ser tan naturales y espontáneas que no tendríamos ni que reparar en ellas...
En fin, no hay duda de que seguimos necesitando que alguien nos imponga y nos gestione el sentido común y la generosidad y, lo peor de todo, que nos lo reconozcan y nos lo valoren (bueno, y si a esto le ponen un nombre chulo y nos lo pagan bien...ya ni te cuento!!)
No te falta razón, pero también es cierto que si no nos lo recuerdan, uno se dedica a su trabajo y olvida dedicar tiempo a otros, al menos sistemáticamente - los programas de mentoring en una empresa son como los recordatorios de las ONGs (aunque como ventaja, no necesitan usar imágenes conmovedoras de niños desnutridos con ojos enormes).
Ah, y das en la clave: hay mucha gente que vive de ayudar a las empresas a hacer estas cosas; como en todas las profesiones, los hay innovadores, buenos profesionales, inspiradores... y también charlatanes y vendemotos. Distinguir unos de otros también es parte del aprendizaje.
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