Me había prometido no ser de esos "pesaos" que dan la matraca a sus pobres amigos y conocidos con un blog. Por eso cuando finalmente decidí arrancarme con éste, me propuse firmemente cerrarlo al acabar el viaje puesto que el propósito era compartir una experiencia única.
Pues bien... creo que no. Una vez que la tesnología Web 2.0 ha clavado su aguijón, me ha despertado el gusanillo escritor de todo buen "teleco de letras".
Así que no, no lo cierro. Aún no tengo ni idea de qué osaré comentar (desde luego no asuntos profundos como el despido de Schuster o la novia de Felipe), pero temblad, cándidos internautas: volveré.
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1 comentario:
Enlazando con el anterior, ahora lo que debería venir son las cañas...
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